Axel Hütte
11 Sep - 09 Nov 2008
AXEL HÜTTE (Essen, Alemania, 1951)
11 de Septiembre -9 de Noviembre, 2008
Axel Hütte estudia en la Kunstakademie de Düsseldorf entre los años 1973 y 1981, es discípulo de Hilla y Bernd Becher y forma parte de una generación de artistas, formada en las mismas aulas, que compartirían lenguajes y actitudes plásticas.
Desde sus primeras series de paisajes (Landschaft) de Portugal, Grecia, Italia, Francia, España, Suiza y Alemania, Hütte traza las bases de una diferencia estética esencial. La elección de un género poco habitual en el arte actual, como es el paisaje, y una estética abiertamente pictórica definirá un trabajo que se convierte en una marca estética.
Como el auténtico artista romántico, Hütte se convierte en la única presencia humana ante la naturaleza en toda su grandeza y en toda su extensión: Es por su mirada por la que nosotros llegamos a ver esa naturaleza, a través de lo que él ha mirado y nos devuelve en sus fotografías, para que seamos testigos tanto de la magnitud de la belleza como del hecho irreversible de la presencia y dominio del hombre sobre la naturaleza.
11 de Septiembre -9 de Noviembre, 2008
Axel Hütte estudia en la Kunstakademie de Düsseldorf entre los años 1973 y 1981, es discípulo de Hilla y Bernd Becher y forma parte de una generación de artistas, formada en las mismas aulas, que compartirían lenguajes y actitudes plásticas.
Desde sus primeras series de paisajes (Landschaft) de Portugal, Grecia, Italia, Francia, España, Suiza y Alemania, Hütte traza las bases de una diferencia estética esencial. La elección de un género poco habitual en el arte actual, como es el paisaje, y una estética abiertamente pictórica definirá un trabajo que se convierte en una marca estética.
Como el auténtico artista romántico, Hütte se convierte en la única presencia humana ante la naturaleza en toda su grandeza y en toda su extensión: Es por su mirada por la que nosotros llegamos a ver esa naturaleza, a través de lo que él ha mirado y nos devuelve en sus fotografías, para que seamos testigos tanto de la magnitud de la belleza como del hecho irreversible de la presencia y dominio del hombre sobre la naturaleza.