Begoña Goyenetxea
27 Apr - 05 Jun 2010
BEGOÑA GOYENETXEA
27 abril - 5 junio 2010
Galería Marta Cervera
General Castaños, 5 28004 Madrid
La Galería Marta Cervera tiene el honor de presentar la obra de Begoña Goyenetxea.
La exposición abarca tres salas. En la primera se presentan cinco esculturas filiformes, alineadas diagonalmente, que dividen el espacio en dos; en la siguiente sala, dos esculturas de mayor formato y más constructivas, y en la del fondo otras dos esculturas de escala humana y varias obras de papel sobre lienzo, de líneas finas y colores cercanos a los de las esculturas, que rompen la contención de las escalas.
Aunque forman tres grupos algo diferenciados, todas ellas comparten una gran ligereza, que acentúa el uso de la madera contrachapada pintada, lejos de la rígida precisión de materiales y producciones más industriales. Gracias a ello, y aún jugando con superficies planas, la artista consigue formas vivas, con un rico potencial de variaciones, propiedad que refuerza el hecho de estar pintadas a mano, con pinceladas irregulares que se alejan de las tintas planas y uniformes.
También los colores evocan la ligereza del papel, que nos remite incluso a la papiroflexia, con el juego de dobleces producidos en una superficie única.
La obra tiende una mirada al constructivismo, a Brancusi, y se remite a la antigua tradición europea del trabajo en el estudio, lejos de la monumentalidad de las escalas imponentes. Goyenetxea, con modestia y rigor, más preocupada en apariencia por el acabado que por la resolución del concepto, alcanza resultados sorprendentes.
27 abril - 5 junio 2010
Galería Marta Cervera
General Castaños, 5 28004 Madrid
La Galería Marta Cervera tiene el honor de presentar la obra de Begoña Goyenetxea.
La exposición abarca tres salas. En la primera se presentan cinco esculturas filiformes, alineadas diagonalmente, que dividen el espacio en dos; en la siguiente sala, dos esculturas de mayor formato y más constructivas, y en la del fondo otras dos esculturas de escala humana y varias obras de papel sobre lienzo, de líneas finas y colores cercanos a los de las esculturas, que rompen la contención de las escalas.
Aunque forman tres grupos algo diferenciados, todas ellas comparten una gran ligereza, que acentúa el uso de la madera contrachapada pintada, lejos de la rígida precisión de materiales y producciones más industriales. Gracias a ello, y aún jugando con superficies planas, la artista consigue formas vivas, con un rico potencial de variaciones, propiedad que refuerza el hecho de estar pintadas a mano, con pinceladas irregulares que se alejan de las tintas planas y uniformes.
También los colores evocan la ligereza del papel, que nos remite incluso a la papiroflexia, con el juego de dobleces producidos en una superficie única.
La obra tiende una mirada al constructivismo, a Brancusi, y se remite a la antigua tradición europea del trabajo en el estudio, lejos de la monumentalidad de las escalas imponentes. Goyenetxea, con modestia y rigor, más preocupada en apariencia por el acabado que por la resolución del concepto, alcanza resultados sorprendentes.